jueves, 10 de febrero de 2011

De parlamentarios...

Se hace necesario replantear el Reglamento de las Cámaras legislativas en estos días que corren...Y no sólo porque sea un ejercicio de reforma que venda a los parlamentarios como otros ciudadanos más y no como una suerte de dirigentes clasistas.

Resulta asombroso que sean sólo las vacas flacas las que hayan llevado a la calle un debate que debió de someterse a juicio mucho antes,comprendiendo por un lado las prerrogativas que deben de adscribirse a los Diputados y Senadores como normales (basadas en la seguridad fundamentalmente y en el acceso y habilitamiento de los mecanismos necesarios para el desarrollo de sus funciones),no es de recibo que éstos hayan "salteado" la ley al poder permitirse retribuciones de carácter privado (máxime cuando luego tienen a su disposición una singular prestación por jubilación a cargo del Estado bajo determinados parámetros) y no hayan de declarar,para todos,la cuantía de su bienes.

Cito estos dos últimos apartados porque son sin duda las estrellas de las nuevas reformas que pretenden incluir en la reforma pertinente la gran mayoría de las fuerzas políticas representadas en el Congreso (el PP no termina de pronunciarse ni en un sentido (mantener las cosas tal cual) ni en el otro (aceptar los cambios potenciales que tiempo atrás ya promoviera IU).

Se antoja inconcebible que algo más de medio centenar de parlamentarios aún dispongan de tiempo para dedicar a "despachos" particulares,enmarañados dentro de diferentes sectores,gestorías económicas,legales,...Cuando la dirección de un Estado ya debiera de ser más que suficiente,y más con la que está cayendo.Y máxime cuando pueden surgir decenas de especulaciones acerca del papel que desempeña un empleado de la Función Pública (de carácter muy singular eso sí) en el sector privado.

De la misma manera,tales argumentaciones estarían amparadas en la falta de transparencia que rodea a la clase política.La necesidad de una declaración de bienes previa y actualizada anualmente no debería de ser un sacrificio,sino una necesidad,y más teniendo en cuenta como anda el patio político en este país,salpicado por decenas de casos de corrupción en donde los gobernantes de medio o todo pelo son los principales protagonistas.Se hace obligado recurrir a la interposición de un Proyecto de ley que recoja estos puntos como fundamento de la nueva reglamentación por parte del Gobierno,que es,en último término quién debería de dar ejemplo.De la misma manera,la nueva disposición haría bien en reorganizar los "planes" de pensiones,las futuras asociaciones de los miembros de las susodichas Cámaras a entidades de carácter privado (sin prohibirlas,quizás sí que podrían regularse) y establecer un límite claro y meridiano al uso que las señorías pudieran hacer del activo del erario público.

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